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SÍ, CONSTRUIMOS EN MADERA. EN GALICIA.

Casi el 30 % de la superficie del planeta está recubierta de bosques. Entre 35 y 60 años después  de su primera extracción se vuelve a obtener, en silvicultura controlada, nueva materia prima con un coste ecológico mínimo. No parece haber nada más lógico que rodearnos de madera para vivir. Un material tradicional, conocido, cercano, cálido. Y eternamente renovable.

Durante siglos se ha empleado por su proximidad y su facilidad de obtención y de transformación, pues era lo obvio: chozas, cabañas, templos, puentes, cierres, casas, muelles, edificios y un sinfín de construcciones diversas.

Y ahora que hemos empezado a darnos cuenta de que, como civilización, habíamos tomado un camino inadecuado, todo parece indicar que es el futuro de la construcción.

Esos han sido, también, nuestros motivos. La madera siempre ha estado ahí y seguirá estándolo. Noble, barata, cercana, duradera… Natural. Responsable tanto desde el punto de vista ecológico como social, pues su puesta en obra aporta siempre el plus del trabajo artesano tradicional, la cultura del aprovechamiento, el tallado.

En estos últimos años, y de manera creciente, hemos permitido que en nuestros proyectos la protagonista sea la madera. Así ha sido en cualquier fase de la construcción de unas y otras obras, de manera conscientemente reincidente y hasta donde nuestros clientes nos lo han permitido. Por desgracia, siguen existiendo muchos prejuicios e ideas preconcebidas y erróneas sobre el empleo de la madera.

Es el caso, por ejemplo, del uso para construcción de estructuras complejas in situ. Cuando acudimos por primera vez a la vivienda tradicional en Moscoso, para la que preparamos el proyecto de rehabilitación integral, nos encontramos con un granero aéreo, suspendido a modo de cobertizo sobre el patio. Cubría una distancia de ocho metros, entre paredes de piedra, con un rollizo tan deformado por los años que pedía ser apuntalado antes de seguir moviéndonos por la obra.

Un hórreo, que nos miraba fijamente mientras medíamos, insistió en que ese cuerpo mantuviera su esencia, y por eso terminamos planteando una fachada portante a modo de gran viga, completamente ejecutada en madera laminada.

Estructura de fachada portante, previamente al arriostrado mediante tableros. Fotografía: Liqe Arquitectura

En una intervención sosegada, como la que se estaba planteando para esa vivienda, no podían aparecer diagonales ni tirantes, y por eso proyectamos un sistema mixto. Para conseguir la rigidez necesaria para los nudos entre montantes y travesaños de madera laminada se ejecutó un cosido entre dos capas de tablero contrachapado, dejando espacio en su alma para incorporar el aislamiento de lana de roca. Posteriormente se protegería por el exterior con una lámina impermeable transpirable, y un acabado final de tablero de celulosa-cemento pintado en el mismo gris que la carpintería.

Forrado interior en tablero contrachapado para rigidización de nudos. Fotografía: Liqe Arquitectura

Esta fachada sirvió a su vez de soporte a un forjado colaborante de madera y hormigón: sobre las viguetas de madera, que apoyan en la viga inferior de la fachada portante, se situó tablero contrachapado y, sobre este, los conectores metálicos que unificarían las deformaciones entre madera y hormigón. El hormigón aportó rigidez y peso a la estructura, mejorando el comportamiento ante esfuerzos horizontales en las fachadas portantes de piedra y minimizando los movimientos de la estructura de madera ante cargas temporales.

Acabado final del forjado, con viga inferior. Fotografía: Roi Alonso

En otra ocasión, hace algunos años, nos enfrentamos a la necesidad de ejecutar obras de consolidación y reforma de un pequeño edificio de viviendas en el marinero casco histórico de Bouzas, que sufría lo que muchos edificios vernáculos construidos en madera: el abandono de una nueva generación que ya no quería dedicar tiempo a cuidar sus casas. Esta vez se trataba de una intervención más conservacionista y quirúrgica.

Interior del bajocubierta durante las obras, con aprovechamiento parcial de la estructura. Fotografía: Liqe Arquitectura

En este caso, nos encontramos con una fachada portante en madera, que amenazaba con caerse y que tenía entradas de agua por doquier, en un edificio en el que los muros de ladrillo se apeaban sobre antiguas vigas de madera en un sorprendente cambio de cinco huecos en la fachada de la planta baja a seis en la siguiente. Aquí fue imprescindible sustituir elementos estructurales puntuales, excepto en la cubrición, donde se aprovechó la rigidez de los paneles sándwich de tableros de madera para dar resistencia a una cubierta muy, muy complicada.

Antes y después de la fachada posterior, recuperando la galería. Fotografía: Liqe Arquitectura

La fachada posterior fue sustituida completamente conservando el empleo de vigas y montantes de madera laminada, aunque modificando la escala y actualizando a unos ritmos más actuales. Con tapetas acabadas con lasur rojo y un forrado en madera de pino silvestre tratada en autoclave, la fachada posterior tomó una nueva presencia conservando su espíritu más marinero.

Otras veces, contrastando con lo vernáculo y lo permanente, la madera demuestra su lado más temporal, económico y reutilizable. En el 2015 nos encargaron el diseño expositivo para la muestra temporal «Emporium. Mil años de comercio en Vigo», a situar en un espacio no destinado habitualmente a museo: la planta baja del Verbum, abarcando una superficie de casi 600 m2 con un presupuesto que daba para unos 100.

Las premisas fueron rotundas: era necesario crear un sistema de vitrinas estandarizado, ya que estas debían fabricarse previamente aun antes de haber concretado el material expositivo por parte del comisariado; debía ser reutilizable, para posibles traslados o modificaciones de la exposición; necesariamente resistente, ante una previsible gran afluencia de público; y, sobre todo, económico.

En una analogía directa con el mundo del comercio, aprovechamos los condicionantes para crear un sistema de «cajas de embalaje» industriales, que sirviese de contenedor expositivo, mediante bastidores de madera de pino y partes opacas de tablero de virutas orientadas. Las cajas se abrirían para enseñar cientos de piezas que el ayuntamiento guardaba en archivo, muchas de las cuales nunca se habían expuesto antes.

Los módulos presituados, previamente a la instalación del forrado. Fotografía: Liqe Arquitectura

La modulación en fondos de 40 y 60 cm y anchos de 120, 180 y 240 permitiría a los comisarios redistribuir los contenidos adaptándolos a la narración de la exposición. Con interiores de vitrina en melamina blanca y una iluminación cálida, el efecto se convirtió en auténtico oro, perfecto para hablar de una época dorada de comercio en Vigo.

Resultado de la exposición preparada para la inauguración. Fotografía: Nando Iglesias

Estos solo han sido tres ejemplos de cómo nuestro día a día profesional ha ido de la mano de la madera en los últimos años (el mosaico de muestras en la pared de nuestra sala de reuniones así lo atestigua). Gracias a la mayor concienciación social y los magníficos avances tecnológicos que están surgiendo, confiamos en que este acompañamiento siga creciendo.


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