raíces

RIOSECO SALVADO. Parte II

Proyecto de AU arquitectos


Arquitectura. La madera como elemento recompositivo.

En la primera parte de Rioseco Salvado hemos hablado de la idoneidad de la cubierta de madera como elemento protector del antiguo edificio frente al deterioro, así como de ciertas estrategias que ayudan a resolver los encuentros con los elementos del edificio existente. En esta segunda parte hablaremos sobre el uso de la madera en elementos que ayuden a reconstruir visualmente distintas partes desaparecidas del monasterio de Rioseco, otorgando así mayor riqueza a la memoria del propio edificio.

– Pórtico Norte.

En el tramo correspondiente con la portada norte de la antigua iglesia se ha adoptado una solución singular ante la falta del muro de la fachada que fue en su día desmontada y trasladada para su conservación. Gracias a una fotografía de la década de los setenta se ha podido saber su configuración original. Mediante una estructura de dobles pilares y durmientes de madera que permite dar continuidad a la cornisa con un nuevo alero de madera. El plano virtual de la fachada se genera mediante una celosía de tabla de madera similar a la empleada en los levantes de la cubierta, en la que quedan recortados los espacios que ocupaban la hornacina y los escudos, evocando así su “ausencia”, de modo que el visitante pueda hacerse una idea clara de la composición arquitectónica que tuvo el conjunto de esta portada norte de la iglesia.

– Espadaña.

En la fase de reconstrucción de la cubierta sobre la nave principal, se plantea de recuperar el volumen posterior de la propia espadaña, el acceso por donde se subía al campanario. Aprovechando la privilegiada situación de esta estructura como construcción más alta del monasterio y las hermosas vistas que se obtienen desde el mismo, se enfoca este volumen como mirador sobre el conjunto del edificio y del propio valle del Ebro. El volumen adoptado se configura de manera ligera utilizando una vez más la madera como elemento fundamental. En su interior se ubica una escalera ligera, que permite el acceso a dos balcones de madera en vuelo situados en los propios huecos del antiguo campanario. Con esta solución, la espadaña que identifica la imagen del monasterio ha pasado a ser un nuevo punto de interés en las visitas al complejo.

– Acceso a la cilla.

Durante una de las semanas del voluntariado, se desescombra la panda norte del claustro y la cilla del monasterio. Ello permite encontrar una serie de piezas pertenecientes al dintel de una puerta a día de hoy convertida en agujero que comunica ambas estancias. La similitud de estas piezas con el dintel de otra puerta del mismo claustro han permitido redibujar el aspecto que esta puerta podría tener en el pasado. Así pues, se adopta un gran marco de madera como elemento portante y silueta de la puerta desaparecida, flanqueado por dos pilares de madera que reconstruyen visualmente las anteriores pilastras.

Futuro del monasterio.

A día de hoy no sólo se ha conseguido poner freno a la degradación del monasterio, sino que se ha podido recuperar una serie de espacios muy atractivos en los que celebrar actos culturales y sociales, así como un reclamo turístico de gran importancia para el propio Valle de Manzanedo. Casi ocho siglos después de la fundación del monasterio, éste vuele a ser un gran impulsor de la vida cultural y económica de la zona. No obstante todavía queda mucho por hacer para acabar de consolidar lo existente así como para dotar al edificio de un uso continuo que le permita no volver a caer en el olvido.

Entre esta serie de proyectos a desarrollar en el futuro (aparcamiento, posada, aulas…) toma un especial interés el proyecto de la cafetería que aún no se ha realizado. Situado entre los muros de las antiguas celdas monásticas muy cerca de la actual entrada al complejo adyacente a la sala capitular, el proyecto se desarrolla a modo de “caja” entre los propios restos de la edificación. En este caso no se intenta reconstruir la antigua cubierta, ni de regularizar los paramentos, sino que se pretende poner en valor la propia ruina utilizando el espacio que esta le permite. Se usa entonces un lenguaje más contemporáneo, utilizando la madera una vez más como elemento estructural y generando un espacio a doble altura que albergará un pieza fundamental como es la cafetería y aseos.

A modo de conclusión general de este artículo, se pone de manifiesto cómo una pequeña iniciativa vecinal puede recuperar del olvido un edificio a punto de desaparecer. Ello unido a la creación de un plan de actuaciones y de fases en función de los recursos y posibilidades existentes en cada momento y a un apoyo institucional ha conseguido unos resultados excelentes. Por otro lado, y a modo de conclusión más técnica, se muestra que la madera es un material idóneo para la reconstrucción de los elementos perdidos en un edificio en ruinas. No sólo de una manera constructiva, como se ha visto en la estructura de las cubiertas, sino como un recurso compositivo que ayuda a entender una imagen desaparecida. Además cumple a la perfección con una premisa fundamental en la restauración de hoy en día, que es la reversibilidad de las actuaciones así como su integración con los restos existentes.

*Nota. El proyecto “Intervenciones en el monasterio de Santa María de Rioseco” de Félix Escribano y Arantza Arrieta ha recibido un premio del colegio de arquitectos de Burgos en 2018. “Por la puesta en valor y preservación de la ruina, muy respetuosa con lo existente, labor de acupuntura, cirugía de precisión que no se impone al edificio ni lo desdibuja, permitiendo su lectura, actuación resultante de un modélico proceso de iniciativa popular.”

 

Bibliografía:

-VV.AA. (2018) II Jornadas del Monasterio de Rioseco “El monasterio a través del tiempo”, Salvemos Rioseco, Burgos

Si te ha gustado esta parte, no puedes perderte la primera:

Madera y patrimonio “Rioseco salvado” Parte I


Editores del post: Maderayconstruccion

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    5 Comments

  1. Pingback: RIOSECO SALVADO. Parte II - Madera y Construcción

  2. El artículo me ha resultado muy interesante, aunque he encontrado algunos errores que recomendaría subsana para evitar confusión entre los lectores.

    Al inicio del artículo, se menciona que la caña común (Arundo donax) no es un bambú (es decir, que no pertenece a las más de 1.600 especies que conforman la subfamilia «Bambusoideae», sino que forma parte de la subfamilia «Arundinoideae»), y que tiene características y propiedades diferentes a este.
    La caña mediterránea crece de manera silvestre en nuestro país desde hace mucho tiempo (siglos o, posiblemente, milenios), pero los casos de bambúes adaptados en nuestro país son escasos y temporalmente cercanos (pocas décadas).

    Sin embargo, posteriormente figuran ilustraciones, imágenes y fuentes que tratan el bambú, no la caña. Por ejemplo, los herrajes metálicos con pernos y los ensambles con cajeados no se emplean en sistemas constructivos con caña, aunque sí se usan en bambú. Por otro lado, las uniones atadas se usan en la construcción con ambos materiales, de hecho, son el tipo de conexión más frecuente en la construcción con caña.

    En cualquier caso, agradezco al equipo redactor del texto la labor divulgadora. Espero que estas apreciaciones puedan ser de ayuda para revisar y corregir la publicación.

    Un cordial saludo,

    Jaime

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