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casaELE – TRADICIÓN DE MADERA ADAPTADA

A la hora de decidir el tipo de estructura que vamos a utilizar en nuestros proyectos, es necesario tener en cuenta diferentes factores. Economía, versatilidad, calidez, imagen… En el caso de casaELE no tuvimos prácticamente duda de que la madera era la opción que más se ajustaba a nuestras necesidades e intenciones de proyecto.

El problema: los retranqueos

El planteamiento inicialmente sencillo de una vivienda en una parcela de dimensiones generosas en Castrojeriz (Burgos), se vio complicado por la necesidad de respetar una serie de retranqueos a linderos (3,00 m) pero sobre todo a la carretera colindante (18,00 m). Una alineación obligada que amenazaba con reducir de forma drástica la superficie potencial de trabajo, condicionando de forma definitiva el proyecto.

Esquema de retranqueos obligatorios en la parcela.
Imagen: AJO taller de arquitectura SLP.

Optamos por ocupar la superficie edificable con dos pabellones unidos en forma de L, con el programa de día en el de mayores dimensiones, de dos plantas y orientación Este-Oeste, y el programa de noche reunido en el pabellón menor, de una sola planta y orientación Norte-Sur, con una plataforma de terraza en el espacio protegido por ambos pabellones.

Un reto: la cubierta

Como para la estructura vertical, tratando de incrementar la inercia térmica del conjunto, se planteaban fábricas portantes de termoarcilla aisladas por el exterior, el único problema que nos quedaba por solventar era la formalización de la cubierta. Para ella, optamos por el uso de la madera debido a tres razones fundamentales:

  • Ofrecía soluciones adecuadas para la amplitud de luces que precisábamos.
  • Su ejecución seguía siendo sencilla.
  • Ofrecía unas posibilidades de acabado directo, creando un ambiente acogedor con el uso de materiales naturales y relativamente blandos.

Siguiendo un criterio de sencillez en la ejecución, optamos por dos soluciones que aparecen habitualmente en la arquitectura popular.

Cubierta molinera

En el pabellón de mayores dimensiones teníamos claro que queríamos una cubierta a dos aguas, con un gran faldón sobre el espacio principal y, por tanto, desiguales. Este gran faldón buscaba reducir la escala de la fachada delantera, evitando generar una imagen demasiado pesada hacia el exterior y diferenciándola del pliegue de acceso, de proporción más esbelta. Optamos por un sistema sencillo de cubierta molinera, en la que los pares se apoyan sobre las vigas con rebajes de boca de perro arriba y pico de flauta abajo, evitando así empujes laterales. La cumbrera quedó sobre el centro del espacio de planta primera, mientras que el gran faldón discurría hacia el sur.

Cubierta molinera sobre el espacio principal de la vivienda.
Foto: AJO taller de arquitectura SLP

Cubierta de par y nudillo

En el pabellón bajo, de una sola planta, queríamos una solución de faldones iguales y por tanto equilibrados el uno con el otro. Al contrario que otras veces, no nos interesaba la presencia de tirantes a la altura de los durmientes, ya que entendíamos que resultaba demasiado bajo, reduciendo de forma innecesaria la escala de los espacios. Optamos por una solución de par y nudillo, en la que los pares entestan contra una hilera libre y el contrarresto se produce algo más arriba, en torno a 2/3 de la altura total mediante tirantes de madera. Esto nos permitía mostrarlos donde nos interesase y ocultarlos en aquellos espacios en que solo quisiésemos evidenciar parcialmente la estructura.

Cubierta de par y nudillo antes y después de ensamblar los contrarrestos (nudillos).
Foto: AJO taller de arquitectura SLP

Soluciones en principio sencillas que no tenían por qué suponer ningún problema, pero no hay que olvidarse de un detalle importante… ¡los retranqueos!

Cómo solucionar el retranqueo y mantener la geometría de la cubierta

Como hemos comentado antes, uno de los retranqueos a que veíamos obligados venía definido por la presencia de una carretera frente a la parcela, con una servidumbre obligatoria de 18,00 m que afectaba a la superficie ocupada, pero no a la cubierta. Nos planteamos el doble reto de dar solución a este retranqueo, manteniendo una geometría y una configuración sencillas en la cubierta que evitasen la rotura del plano principal de los faldones con pliegues innecesarios. Por otro lado, un sencillo corte en la cubierta, con alero inclinado, no parecía tampoco una buena opción, ya que hubiese afectado negativamente a la imagen exterior de la vivienda, con una exposición irregular de la fachada que pretendíamos evitar a toda costa. Para ello, planteamos en las esquinas suroeste de los dos pabellones sendas vigas de canto, capaces de soportar el vuelo de las cubiertas en dichos puntos.

Vista de los dos vuelos de esquina antes de construir los aleros.
Foto: AJO taller de arquitectura SLP.

Resolver un alero con canes de madera funcionales

A partir de esta solución, volvimos a topar con un problema ya solucionado en proyectos anteriores, aunque en este caso con complicaciones añadidas:

Cómo resolver un alero con canes de madera funcionales, con un vuelo adecuado, colocados por encima del durmiente, con la complicación añadida del sistema SATE aplicado en las fachadas, que retrasaba del orden de 12 cm más la alineación de la fachada de la línea efectiva de carga.

Por otro lado, el importante vuelo desaconsejaba posibles rebajes en la pieza resiste. Estos resultaban posibles, aunque a cuenta de incrementar el canto de la sección en el resto de la pieza de forma injustificada.

Detalle del apoyo de pares sobre el voladizo y aparición de canes en el frente.
Foto: AJO taller de arquitectura SLP.

Después de muchas variaciones propuestas y pruebas realizadas, optamos por una solución poco convencional, aunque capaz de resolver nuestro problema. En general, entestamos los canes a la cara exterior de los durmientes, colocando el tablero del alero y añadiendo después una pieza sobre este que sirviese de prolongación del can hacia los pares, armando las tracciones de los canes, mientras que la compresión se resolvía de forma natural en el apoyo con el durmiente. Una adecuada unión de todas las piezas permitió que el conjunto trabajase de forma solidaria. De esta forma, a efectos de funcionamiento, el can quedaba en voladizo, prolongándose desde los pares.

En las zonas de voladizo en que el encuentro entre canes y durmiente quedaba visible, practicamos unos ligeros rebajes en este último. Así, generamos una ligera macla entre ambas piezas capaz de ocultar posibles irregularidades.


Detalle del alero, reforzando la tracción de los canes entestados.
Imagen: AJO taller de arquitectura SLP.

Como vemos, aún en situaciones de obra nueva, en las que los detalles suelen estandarizarse, nos encontramos con casos específicos, derivados de premisas de proyecto que pueden proceder del cliente, de la normativa o de planteamientos internos de proyecto, esas “trampas” que acostumbramos a ponernos los arquitectos, casi como rompecabezas que animan el día a día.

Suplementos de tracción sobre cada can del alero.
Foto: AJO taller de arquitectura SLP.

En el caso de casaELE partimos de dos soluciones tradicionales de cubierta, en las que un detalle tan aparentemente sencillo como el alero puede verse complicado por premisas urbanísticas, estructurales o constructivas que se interrelacionan y obligan a plantear soluciones, poco ortodoxas en ocasiones, aunque plenamente funcionales. Las estructuras de madera ofrecen para estas situaciones una versatilidad difícilmente alcanzable por cualquiera de las alternativas disponibles en el mercado, son intuitivas y fáciles de calcular. Cualidades, todas estas, que resultan especialmente interesantes en situaciones de rehabilitación e intervención en edificios existentes, pero también, cómo no, cuando se trata de obras nuevas.

Diccionario de términos

https://www.albanecar.es/diccionario/


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Editores del post: Maderayconstruccion

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    5 Comments

  1. Pingback: RIOSECO SALVADO. Parte II - Madera y Construcción

  2. El artículo me ha resultado muy interesante, aunque he encontrado algunos errores que recomendaría subsana para evitar confusión entre los lectores.

    Al inicio del artículo, se menciona que la caña común (Arundo donax) no es un bambú (es decir, que no pertenece a las más de 1.600 especies que conforman la subfamilia «Bambusoideae», sino que forma parte de la subfamilia «Arundinoideae»), y que tiene características y propiedades diferentes a este.
    La caña mediterránea crece de manera silvestre en nuestro país desde hace mucho tiempo (siglos o, posiblemente, milenios), pero los casos de bambúes adaptados en nuestro país son escasos y temporalmente cercanos (pocas décadas).

    Sin embargo, posteriormente figuran ilustraciones, imágenes y fuentes que tratan el bambú, no la caña. Por ejemplo, los herrajes metálicos con pernos y los ensambles con cajeados no se emplean en sistemas constructivos con caña, aunque sí se usan en bambú. Por otro lado, las uniones atadas se usan en la construcción con ambos materiales, de hecho, son el tipo de conexión más frecuente en la construcción con caña.

    En cualquier caso, agradezco al equipo redactor del texto la labor divulgadora. Espero que estas apreciaciones puedan ser de ayuda para revisar y corregir la publicación.

    Un cordial saludo,

    Jaime

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