ARQUITECTURA EN BAMBÚ
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Cuando hablamos de arquitectura en bambú, la primera imagen que nos viene a la mente es la de construcciones, sean tradicionales o de carácter monumental, propias de los países tropicales.
El denominado acero vegetal, sin embargo, traspasa fronteras. Aunque por ahora de forma algo tímida, va introduciéndose en nuestros mercados como importante alternativa de construcción sostenible, ya que puede ser una de las herramientas más potentes que nos ofrezca la naturaleza a día de hoy para combatir el cambio climático, debido a su rápido crecimiento y su capacidad de captación de CO2.
En nuestro imaginario el bambú aparece como un material de acabado interesante o a una alternativa constructiva de edificaciones en países en vías de desarrollo. Parece que no somos capaces de confiar en su potencial constructivo como material contemporáneo y de grandes cualidades técnicas.
Pese a su ligereza, la hierba de acero, tiene mayor resistencia y dureza que el roble por lo que es excelente como material estructural. Y en este sentido está avanzando la investigación actual al respecto.
En el gráfico de National Geographic se puede observar cómo, de forma natural, el bambú crece a ambos lados del Ecuador, perteneciendo a la franja del planeta con menos recursos económicos, lo que ha favorecido a los prejuicios sobre este material, que es desconocido por la mayor parte de los profesionales y técnicos de la mitad norte del planeta.
A pesar de esta situación, nuestros vecinos franceses, tienen cultivos desde hace más de 80 años, siguiéndoles Alemania que lleva incorporándolo unos 20 años en sus construcciones.
En España, tanto en Valencia como en Galicia, se ubican empresas como Bambusa que se dedican a su importanción, o incluso plantaciones de cultivos no invasivos para su utilización como biocombustible de la mano de la empresa Bamboo Energy.
¿Es realmente rentable producir bambú en un país como el nuestro?
El bambú es una planta que se adapta fácilmente a diferentes climas y condiciones del suelo, válido además para su cultivo tanto en climas húmedos como cálidos.
Su velocidad de crecimiento es vertiginosa, llegando en algunos casos a crecer 91cm al día, lo cual incide en su bajo coste. Si comparamos con uno de los árboles de crecimiento más rápido, el pino, vemos que este necesita unos 15 años para ser utilizado, mientras que el bambú tiene un periodo de maduración que varía de los 4 a los 7 años.
Es cierto que el uso bambú causa recelo entre algunos especialistas, ya que se trata de una planta invasiva. Sin embargo, de las 1.642 especies existentes según la Asociación Mundial del Bambú y el Ratán (INBAR), existen diversas variedades que no lo son y cuyos rizomas se pueden transplantar a lo largo de todo el año.
Aunque comúnmente pase desapercibido ante nuestros ojos, en España, el bambú ya forma parte de algunos de nuestros edificios más representativos.
Un proyecto ambicioso, con un acabado singular, la T4
Con el objetivo de ofrecer un espacio relajado y atractivo para los pasajeros, en el año 2005, el madrileño estudio Lamela junto con el prestigioso estudio británico del arquitecto Richard Rogers, ganaron el concurso para la ampliación de la terminal T4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. En este proyecto veríamos el bambú en un equipamiento por primera vez en nuestro país.
Con la idea de recrear un paisaje dentro de la terminal, se genera un bosque colorido, en el que los pilares en H de hormigón, actúan a modo de troncos de árboles que se ramifican en tubulares inclinados de acero que van disminuyendo su sección hasta encontrarse con el elemento principal, la cubierta.
Si hay algo que resalta a ojos de cualquier viajero, es la espectacular envolvente que unifica el espacio de la T4. En el mar de ondas de la cubierta, aparecen grandes cañones de luz natural que consiguen dar iluminación a las plantas inferiores, a la vez que reducen considerablemente el consumo energético del edificio, punto fundamental dentro del plan de estrategia medioambiental del proyecto.
Esta imagen suave y sencilla, es posible, gracias al falso techo realizado a base de lamas de madera de bambú, que a parte de su aspecto natural y cálido, son altamente flexibles permitiendo adaptarse a la superficie de doble curvatura de la envolvente. Cierto es que su instalación tuvo que ejecutarse tornillo a tornillo pero, visto el resultado, parece que mereció la pena el esfuerzo.
De la polémica al éxito, fachada de bambú en Carabanchel
En el año 2007, los arquitectos Farchis Moussavi y Alejandro Zaera, apostaron por el bambú para envolver las terrazas de 88 viviendas de protección oficial del barrio de Carabanchel. El presupuesto limitado fue uno de los factores determinantes para optar por esta solución. Una celosía de bambú, ejecutada de forma artesanal con bastidores de acero, permite el control de los rayos del sol, a la vez que proporciona aislamiento térmico, acústico y visual.
Un proyecto austero y funcional en el que cada vecino puede abrir o cerrar las contraventanas según sus necesidades de soleamiento y privacidad en cada momento. Esta versatilidad, otorga a este cubo un aspecto mutante y orgánico en continua transformación.
Este edificio polémico, aplaudido y criticado a partes iguales, consiguió el prestigioso premio concedido por el RIBA, Royal Institute of British Architects, en el 2008.
Bajo el lema “Madrid es tu casa”, en 2010, se presentó la casa de Bambú de Zaera junto con el Árbol del Aire de Ecosistema Urbano en la Expo de Shanghái 2010, cuyo lema principal era “Mejores ciudades, Mejor vida”.
Otras cualidades
Además de sus cualidades estéticas y su bajo coste, la excelente combinación de flexibilidad y alta resistencia a flexión convierten al bambú en un material con excelente comportamiento ante los terremotos, con el añadido de que su ligereza minimiza los daños en caso de colapso final de la estructura.
Por otro lado, gracias a la cámara de aire generada en el interior de sus cañas, ofrece buenas cualidades como aislante térmico y disipador acústico, por lo que el campo de trabajo para la exploración e investigación está abierto a técnicos innovadores.
Sin embargo es importante tener en cuenta que su empleo en su disposición natural, debido a la caña hueca, implica una baja resistencia en caso de incendio. Es por eso que, como bien señalaba Pacheco-Rivas, en el artículo publicado por el diario El País, quizá el futuro de este material en nuestro contexto, no está en la construcción a base de cañas sino a través de madera laminada.
Tal vez sea ya el momento de abrir los ojos y darle una oportunidad a un material ecológico, económico y resistente que puede cambiar el rumbo de nuestro futuro paisaje construido.
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Editores del post: Maderayconstruccion
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