8 VPP EN SALVADOR DE ESPRIU #Arquitecurademadera
Arquitectura: Carles G. Oliver . Xim Moyá . Antonio Martín . Alfonso Reina
Fotografía: José Hevia
Arquitectura: Afasiaarchzine
El proyecto demuestra la viabilidad de incorporar estructuras a compresión en proyectos de vivienda como principal medida para disfrutar de inercia térmica y refrescar en verano mediante una envolvente lo más pesada posible y con la menor huella de carbono. Este mecanismo se complementa con la ventilación cruzada mediante el aprovechamiento de la brisa marina (Embat).
Se ha seleccionado la piedra arenisca ‘marès’, en este caso procedente del mismo término municipal de Palma, a 18km de distancia, por ser uno de los materiales locales industrializados con menos huella de CO₂.
En la planta baja, las bóvedas de cañón de 295cm de luz se soportan sobre pilastras de marés de 40×80 cm de ancho que trasladan los empujones horizontales hacia la cimentación. Los espacios libres entre pilastras en fachada permiten alojar cocinas, despensas, armarios, festejadors y accesos.
En las viviendas tipo los baños se colocan en el centro de la vivienda organizando los recorridos a su alrededor.
La división entre los dormitorios se plantea de madera para que en el futuro pueda desmontarse para facilitar nuevas distribuciones y ser flexible en el tiempo.
En la planta piso, las pilastras de piedra a 20x80cm soportan una estructura ligera de cerchas de madera con tirantes de acero, sobre las que se apoyan tableros de madera maciza de encofrar reutilizados y el aislamiento de 30 cm de hoja muerta de posidonia oceánica seca procedente de Cala Estancia, a 11km de la obra. Utilizar las hojas muertas de posidonia secadas al sol como material de construcción relaciona nuestro habitar con los ecosistemas circundantes.
La cubierta inclinada se resuelve mediante teja cerámica árabe tradicional fabricada con energías renovables, que se expresa tal y como es en el perímetro de la cubierta.
El edificio es clase energética A y la demanda prevista de energía anual de calefacción y refrigeración es de 7,49 kWh/m², con el objetivo de reducir al mínimo la pobreza energética en las viviendas públicas.