LA EMOCIÓN DE LA PRIMERA VEZ
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En nuestro anterior post hablábamos del que va a ser nuestro primer edificio con estructura de madera contralaminada y materiales de bioconstrucción.
Ahora, una vez que hemos levantado el armazón de madera, podríamos aprovechar la experiencia para transmitir conceptos técnicos precisos y fundamentados, pero como esto ya lo han hecho muy bien nuestros compañeros de Bonsai en entradas como esta: https://maderayconstruccion.com/madera-contralaminada-en-andalucia-hay-otros-mundos-pero-estan-en-este/ lo que vamos a abordar fundamentalmente es lo sentido, la emoción de la primera vez. Porque, citando a la poeta norteamericana Muriel Ruikeyser, el universo no está hecho de átomos sino de historias… y aquí queremos contar esta minúscula historia de asombro y descubrimiento.
Como explicamos en el post anterior, se trata de una pequeña vivienda unifamiliar que persigue el paradigma de la desurbanización. Para ello el espacio en el que había una construcción que colmataba la totalidad de la parcela, será ocupado ahora por una casa con huerto, lo que nos permite devolver la permeabilidad a más de un tercio del suelo. De la parte edificada se recogerá el agua de lluvia que quedará almacenada en un depósito con el objetivo de ser depurada y reutilizada en la vivienda, además de servir para regar la plantación que rodeará la casa de frutales, hortalizas y plantas aromáticas.
En coherencia con el fuerte compromiso medioambiental de los promotores, la construcción de la vivienda se plantea con unos sólidos criterios de bioconstrucción y eficiencia energética que, al tratarse de una ciudad costera del sureste, tiene como principales aliados el estudio del soleamiento y la ventilación natural. En términos generales el edificio se construye a base de capas transpirables que se concretan en madera vista en el interior, con algunas zonas de trasdosado en cartón-yeso para conducir las instalaciones y un SATE de Barnacork en el exterior. Este sistema confiere a la vivienda un importante confort térmico, acústico e higrotérmico pues utiliza en fachada paneles de 80mm de corcho negro como material aislante, los morteros están aligerados con virutas de corcho y cal hidráulica como aglomerante y el acabado final es un revestimiento de pintura transpirable al silicato.
En la cubierta transitable, una vez se han distribuido los puntos de luz del techo para evitar los tendidos vistos, se coloca una doble placa de corcho de 60mm sobre la que se extienden las pendientes distribuyendo una capa de arcilla expandida, mortero y finalmente una membrana de EPDM. El pavimento es un terrazo sobre plots, de modo que la cubierta se termina con una cámara ventilada.
Pero como decíamos, vamos a centrarnos en el relato de lo vivido…
EL CAMIÓN
Todo empezó un lunes por la tarde en la calle Mayor del popular barrio de la Concepción en Cartagena. No es que no supiéramos que iba a pasar así, pero verlo en directo impresiona. De repente toda una casa avanzaba apilada sobre un camión.
Allí estaban la estructura, los cerramientos, la cubierta. Allí estaba todo ese material que en construcción convencional supone semanas de trabajo, idas y venidas de camiones, de hormigoneras, de visitas técnicas, de controles diversos…
Un lunes por la tarde contemplábamos hipnotizados como los paneles se iban depositando lánguidamente en la zona preparada para el acopio y, dirigiendo la maniobra, tres operarios dispuestos a comenzar a levantar los paramentos de la casa a la mañana siguiente, con el compromiso de acabar su trabajo tres días más tarde.
LA EXPERIENCIA PLÁSTICA
El martes la visita nos proporcionó otra sorpresa, una experiencia plástica totalmente inesperada. A los movimientos lentos y suaves de los paneles en el aire se sumó el juego espacial de luces, sombras y volúmenes que iba surgiendo conforme se ensamblaba un nuevo panel de fachada o de cubierta. La armonía visual se veía además aderezada por el maravilloso olor a madera que perfumaba el aire que nos envolvía. Allí nos hubiéramos quedado todo el día, absortos en el proceso, como si se tratara de una performance artística y multisensorial.
Los trabajos avanzaron sin apenas contratiempos, los operarios conocen perfectamente el material que tienen entre manos y las acciones a acometer son claras. Izar, ubicar, presentar y fijar encuentros. Y así una pieza tras otra hasta que el cuarto día llegó el final con la sensación de haber asistido a un proceso que por fin sitúa la producción de arquitectura común en el futuro. En el camino de la sostenibilidad, de los materiales sanos y renovables, pero también de la prefabricación, de la eficacia de los procesos, de la minimización de los residuos y de la precisión numérica.
Después de esta semana ya estaba el armazón listo para continuar la obra y se han podido simultanear las operaciones interiores, tendido de instalaciones, colocación de revestimientos y repaso de las imperfecciones en los paneles de madera, con las exteriores, impermeabilización, aislamiento, acabados y urbanización de la parcela.
Probablemente para la siguiente seremos más atrevidos con los detalles y más exigentes con los pequeños defectos, pero solo hay una primera vez y esta, además de todo un aprendizaje, ha sido emocionante.
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Blancafort – Reus
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