SISTEMAS DE PROTECCIÓN SOLAR EN MADERA
Con la llegada del verano, y las altas temperaturas como totales protagonistas, aumenta nuestra conciencia sobre la importancia que tienen los elementos de protección solar en nuestras viviendas.
Las parras, los toldos y los parasoles desplegados llenan los espacios de juegos de luces y sombras que nos sirven de amparo frente al calor.
En ocasiones, vemos como estos elementos aparecen a posteriori como solución ante problemas no previstos. Tenerlos en cuenta en fases iniciales de proyecto nos permite obtener mejores resultados.
Aprovechar los recursos que el medio nos ofrece para conseguir aclimatarnos de una forma mas natural y sostenible, es algo que comienza a estar presente no solo en el discurso social, sino que se refleja en la aplicación de la normativa actual.
El HE0 y HE1 del CTE
Desde que se trazaron los objetivos del Horizonte 2020 , el Documento Básico de Ahorro de la Energía del CTE ha sufrido modificaciones para avanzar hacia una arquitectura lo más eficiente energéticamente posible, que aproveche los condicionantes naturales del entorno a su favor, en detrimento de la dependencia de sistemas con aporte de energía como el aire acondicionado.
Las diferentes adaptaciones de la normativa nos llevan a alternativas de arquitectura solar pasiva, que emplea los condicionantes de diseño y recursos constructivos para conseguir el confort climático requerido; y activa, mediante elementos móviles de protección solar.
Teniendo en cuenta factores como la orientación, la compacidad, el tamaño de los huecos, la ventilación, los materiales y las soluciones constructivas adecuadas, se consigue aprovechar la energía solar para el uso ante las demandas energéticas del propio edificio.
Pero para poder diseñar sistemas eficientes, necesitamos entender cómo varía la radiación solar a lo largo del tiempo.
En el hemisferio norte, la trayectoria del sol en invierno traza un pequeño arco que tiene su origen en el sureste y final en el suroeste. A lo largo del año se va ampliando hasta que llega el verano y alcanza su máxima longitud. Durante esta época el sol sale por el noreste y se pone por el noroeste.
Cuando amanece, el sol parte del horizonte, estando a altura cero, y a lo largo del día va subiendo hasta que al mediodía alcanza su punto más elevado. Por la tarde el sol vuelve a descender hasta que en el ocaso llega nuevamente a la línea del horizonte.
LOS SISTEMAS DE PROTECCIÓN Y LA ORIENTACIÓN SOLAR
Sabiendo esto, podemos deducir que la mejor orientación es la sur, ya que concentra la radiación solar en las horas centrales del día a lo largo de todo el año. Sin embargo, teniendo en cuenta la alta incidencia de la radiación solar al mediodía, en verano puede llegar a ser excesiva, ya que el ángulo es mayor al encontrarse el sol más alto que el resto del año.
Dada la verticalidad de los rayos solares durante esta época, con un sistema simple de protección horizontal como puede ser el uso de voladizos o toldos, se puede llegar a reducir hasta un 40% la radiación incidente sobre huecos y fachadas.
Otra opción es la instalación de lamas horizontales protegiendo los huecos con orientación sur, como empleada en nuestra vivienda de bajo coste en Bembrive, consiguiendo un filtro visual además de la protección solar necesaria.
El norte, en contraposición, es la orientación que menos incidencia solar recibe a lo largo de todo el año, con apenas unas pocas horas en verano y de forma indirecta.
Este hecho hace que la luz resulte agradable para algunas estancias como aulas, salas de museos o salones. No se debe olvidar que esto supone un balance energético negativo, por lo que en viviendas resulta útil situar zonas de aseo, tendales o garajes con esta orientación, actuando como colchón térmico del resto de las estancias.
La orientación este recibe la luz de la mañana durante todo el año, desde la salida del sol hasta el mediodía. Durante el invierno la radiación solar es suave, mientras que en verano, pueden producirse sobrecalentamientos. Estancias como los dormitorios o la cocina suelen resultar agradables en esta orientación siempre y cuando se tengan en cuenta las medidas adecuadas.
El empleo de huecos de menor dimensión o el uso de sistemas de protección como persianas enrollables, lamas o contraventanas, solucionan los problemas de exceso de radiación durante la época estival.
Por último, y sin duda, la orientación oeste es la más controvertida. Frente a lo que se suele pensar es esta última, y no la sur, la más problemática a la hora de controlar los excesos de radiación en verano.
El oeste recibe la luz desde el mediodía hasta que anochece durante todo el año. En invierno la radiación es más suave y la luz del atardecer resulta muy agradable para estancias de día como salas de juego o salas de estar. Sin embargo, en verano la radiación es muy alta y la incidencia de los rayos solares se produce de forma horizontal, siendo complicado controlarlo con sistemas de protección fijos u horizontales.
Lo más recomendable es abrir huecos de manera muy controlada, pero a veces, por razones de proyecto (en nuestra costa gallega las vistas al mar suelen ser al oeste) es inevitable abrirse al exterior y estudiar detenidamente los recursos necesarios para un control solar eficaz. La solución más adecuada consiste en el uso de sistemas verticales regulables que limiten la incidencia horizontal que reciben estas fachadas.
Es importante que este tipo de sistemas se instalen por el exterior ya que por el interior únicamente conseguiremos tamizar la luz, pero no evitaremos el sobrecalentamiento debido al efecto invernadero.
SUBIDA AO CASTELO, UN SISTEMA DE CONTRAS CON VIDA
Al enfrentarnos al proyecto de rehabilitación y ampliación de Subida ao Castelo, nos encontramos de lleno con el reto de la incidencia solar. La orientación oeste nos brindaba las mejores vistas de la ría de Vigo en pleno casco histórico.
Toda la ampliación quiere mostrar ligereza y transparencia, volcando las zonas de día de las viviendas hacia las vistas. Para controlar tanto la privacidad como la incidencia del sol, se emplea un sistema de contras plegables a medida, mediante un conjunto de bastidores de acero galvanizado como soporte de listones de madera de pino silvestre tratados en autoclave.
El resultado final, un edificio que traslada a la fachada su vida interior, en continuo movimiento; permitiendo adecuarse a las necesidades de cada momento sin renunciar al disfrute del entorno y a la privacidad de sus ocupantes.
Este y otros muchos ejemplos nos enseñan que no siempre es necesario disponer de recursos muy sofisticados para conseguir grandes beneficios.
Sabiendo adaptarnos a las necesidades de cada caso, elementos sencillos de protección solar pueden variar los efectos de la radiación no solo en ventanas, sino en el conjunto de las fachadas ayudándonos a conseguir el confort interior deseado.