SELECCIÓN SOSTENIBLE DE ESPECIES DE MADERA PARA ARQUITECTURA
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Gracias a espacios como “Madera y Construcción”, los medios de comunicación, la formación en los centros de estudios, y tal vez simple intuición, casi todos sabemos ya que la madera es, desde el punto de vista de la responsabilidad medioambiental, probablemente el material más idóneo de los que podemos extraer de la naturaleza para construir nuestro entorno artificial.
Ahora bien, cuando nos decidimos por un nuevo parquet, un revestimiento para nuestros armarios y puertas, o por instalar unas preciosas y eficientes ventanas de madera en nuestra vivienda o proyecto; no todas las decisiones son realmente correctas.
Un factor importante puede ser el nivel de tecnificación de la madera que usemos, como ya nos indicaban Bonsai arquitectos en esta entrada. Pero hoy nos centraremos en la selección de la especie y procedencia de esa madera.
La evolución de los bosques primarios
Los bosques primarios son grandes extensiones continuas de bosque virgen que no han sido alteradas por actividades industriales. Son cruciales para mantener el clima terrestre y albergan dos terceras partes de la biodiversidad.
De ellos procedían buena parte de las maderas importadas tradicionalmente, consideradas “nobles” y “duras”: caoba, ipé, iroko, jatoba, samba, sapelli, teca o wengué. Maderas que aún hoy en día siguen ofreciendo una sorprendente relación calidad / precio. Por eso su uso sigue siendo habitual, aun cuando el gusto por las maderas claras haya aumentado la presencia del roble en los últimos años en promociones de viviendas. Incluso en el ámbito de la madera exterior, especialmente el mobiliario urbano, su uso sigue siendo mayoritario, empleándose principalmente madera de iroko en sustitución de la tradicional teca.
La extensión de los bosques primarios se reduce a un ritmo vertiginoso debido a las madereras, la agricultura y el fuego. Los datos son algo variables según los años y las fuentes: en 2007, según datos de la FAO, se perdieron 700.000 hectáreas (casi la provincia de A Coruña). Greenpeace eleva este dato hasta los 13 millones de hectáreas en 2014. Según un estudio de la universidad de Maryland publicado en la Global Forest Watch, en 2017 se perdieron 15,8 millones de hectáreas (casi el doble de toda Andalucía).
Se estima que el 20 por ciento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero provienen de la pérdida de los ecosistemas forestales.
Certificaciones de la madera
España era un importante importador de madera tropical en los años del boom inmobiliario. Hasta 140.000 metros cúbicos de madera de iroko procedente de la cuenca del Congo cruzaban nuestras fronteras en un solo año. En el 2005 ni uno sólo de esos metros cúbicos que desembarcaron contaban con el sello FSC.
Los países de origen dan pasos en la dirección correcta: por ejemplo en Camerún donde antes se daban concesiones de 6 meses para la tala, ahora se dan concesiones a 30 años divididas en 30 parcelas, para permitir el crecimiento. Durante 16 años la R.D. del Congo mantuvo la suspensión de nuevas concesiones industriales de tala, aunque las restableció a dos compañías en 2018.
Sin embargo, y a pesar del incremento de controles con la aplicación del Reglamento Europeo de la Madera , en determinadas zonas del planeta sigue siendo demasiado fácil saltárselos y mezclar madera ilegal de origen desconocido, procedente generalmente de tala artesanal, con el resto.
El mejor método para asegurarnos de que la madera que escogemos no procede de tala ilegal, son las certificaciones de sostenibilidad. En la actualidad los sistemas con más implantación en el mundo son FSC (Forest Stewardship Council) y PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification).
El proceso incluye certificación a la gestión forestal y a la cadena completa de custodia; asegurando que se haya producido una gestión forestal ambientalmente apropiada, socialmente beneficiosa y económicamente viable. El sistema con más garantías, según diversas fuentes, es el FSC, por su nivel de exigencia.
Especies locales
Como alternativa a las maderas tropicales, existen excelentes especies de madera más próximas, con más tradición en gestión sostenible y menos riesgo de filtrado de talas ilegales.
Como en muchos otros campos a veces es bueno volver la vista atrás y recuperar las maderas de siempre: roble, castaño, fresno, nogal, pino silvestre, etc; en las que los riesgos de procedencia de tala ilegal son menores. Estas especies se pueden encontrar, junto con otras, en producciones locales en España y Portugal, con muy buenas garantías de sostenibilidad.
Hay sin embargo, algunas especies que podemos pensar que cuentan con procedencia local, pero realmente proceden de importaciones que pueden no estar garantizadas. En el listado desarrollado por Greenpeace en su “Guía de la buena madera” , se indican ciertos riesgos en especies que pueden en ocasiones proceder de destrucción de bosques primarios: cedro rojo importado de Canadá, alerce canadiense y también de Siberia, incluso en el caso del abeto algunas importaciones procedentes de Finlandia, Noruega y Rusia con certificado PEFC pueden estar vinculadas a esta destrucción.
El caso paradigmático de sostenibilidad ambiental es el empleo del corcho, procedente del alcornoque, del que España y Portugal son los principales productores mundiales. Esto se debe a que se extrae únicamente la corteza del árbol, sin dañarlo. Junto con los beneficios sociales de mantenimiento de empleo en el medio rural, lo hacen el número uno de la sostenibilidad.
Huella de carbono en el transporte
Según un estudio llevado a cabo por el centro tecnológico forestal y de la madera, en el que se suman la explotación forestal el transporte local y la transformación en producto; el proceso completo de fabricación de 1 m3 de tabla de madera de Castaño de Asturias produce unas emisiones de aproximadamente 400 kg de CO2. En compensación, el periodo de crecimiento de ese m3 de madera consigue una fijación de aproximadamente 1000 kg de CO2 a través de la fotosíntesis.
Sin embargo, en el caso de emplear especies foráneas, debemos tener en cuenta el incremento de la huella de carbono debido al transporte de estas mercancías. Si empleamos algún simulador de emisiones de CO2, como este, podemos con una cuenta rápida extraer unas emisiones aproximadas de 120 g de CO2 por el transporte de 1Tn de carga a un km de distancia. Si transportamos 1 m3 de madera de sapelli procedente de África hasta España, emitimos unos 6.000 x 0,12 x 0,65 = 468 kg de CO2 en ese trayecto.
Por todo lo dicho, y ya que estamos seguros de que la madera es el número uno de los materiales de construcción en sostenibilidad, es bueno que tomemos en consideración estos otros factores si queremos conseguir unos resultados medioambientalmente responsables.
Editores del post: Maderayconstruccion
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