¿QUÉ PODEMOS APRENDER HOY DE LA KAZAM!?
Una serie de apuntes sobre la industrialización que, por ende, lo son también sobre la artesanía.
Los Eames con la ilusión de hacer un mobiliario barato, fabricado en masa y cómodo, inventaron y construyeron en el salón de su apartamento alquilado una máquina con la que probaron a curvar las láminas de madera en dos direcciones a la vez que las encolaban y prensaban. La Kazam! constaba de dos piezas: una base con un sistema de hinchado y aporte de calor mediante una membrana atravesada por bobinas eléctricas y una tapa que se fijaba a la base con gruesos tornillos para resistir todas las presiones que se generaban en el interior. Cada capa encolada se colocaba sobre la anterior y, a su vez, todas sobre la membrana. Posteriormente, se atornillaba la cubierta y se ejercía la presión inflando la membrana con una bomba de bicicleta. El proceso de secado duraba unas seis horas, momento en el que se desencofraba la pieza que se serraba para obtener la forma final y se remataba lijando los bordes a mano.
El nombre de la máquina viene de la expresión “alakazam!” similar a nuestro “¡abracadabra!”. Una vez transcurridas las seis horas de espera, las láminas salían de la máquina convertidas “por arte de magia” en un producto completamente nuevo. Realizan experimentos escultóricos, pruebas de asientos, férulas de inmovilización. Fueron conscientes de los pros y los contras del sistema de curvado propuesto. La Kazam! supone una enseñanza radical para los Eames en la forma de acercarse al diseño. Se dan cuenta de que los planteamientos formales hechos sobre el papel tenían que tener una correlación con las herramientas propuestas para hacerlas. Aprenden que en el trabajo con madera son igual de importantes los utillajes y los procedimientos que la idea. A partir de este momento y en todos sus objetos diseñados adquirirán igual importancia las herramientas e instrumentos necesarios para su fabricación, los materiales elegidos y el continuo desarrollo de las formas y los detalles hasta hacerlos cuasi perfectos.
La primera reflexión que hacemos a partir de la Kazam! es que la innovación en madera se hace en paralelo al desarrollo de utillaje, herramientas y procesos. Esta innovación es difícil de aceptar por los arquitectos o ingenieros de oficina, ya que deja fuera del proceso de invención a todos aquellos que no se impliquen en la fabricación.
El utillaje y la invención
La experimentación en la construcción en madera.
La madera como material no ha cambiado desde la remota antigüedad hasta nuestros días. Cambian los procesos, los elementos anexos que la unen y la manera de explotarla y fabricarla. Lewis Mumford la consideraba el material fundamental de la época previa a la revolución industrial. Ha mantenido una historia relevante, aunque no protagonista, hasta nuestros días. La construcción en madera anterior a la Revolución Industrial se destaca por haber producido muchos de los ingenios que luego serán clave para dicha revolución.
En el trabajo con madera se combinan máquinas y herramientas. Las herramientas son instrumentos que se utilizan con las manos para desempeñar un oficio. Los carpinteros en la época previa a la primera revolución industrial inventaron un conjunto de herramientas de una perfección máxima. Este periodo supone una “preparación cultural” en la que se produjeron los avances necesarios para la explosión en la invención que tendría lugar a partir de 1750, cuando la máquina se desarrolla como elemento que transforma la energía, parafraseando a Mumford, para realizar un trabajo, para incrementar las capacidades mecánicas o para reducir a un orden los procesos de la vida.
La diferencia principal entre “máquina” y “herramienta” será el uso que esta hace de la energía y no el grado de complejidad del objeto. La herramienta depende del operario y de su habilidad, la máquina tiende a la acción automática. En general, la máquina acentúa la especialización de la función, en tanto que la herramienta indica flexibilidad. En el trabajo en madera se alternan desde antiguo máquinas y herramientas, incluso un uso combinado de ambas.
Ni la Primera ni la Segunda Revolución Industrial aportaron nuevas técnicas constructivas relevantes para la madera, aunque sí destacan dos elementos que cambiarán la manera de trabajarla y darán paso a lo que se llama dentro del sector “madera industrializada”, y estos son las piezas metálicas de los ensambles y las sierras mecánicas. Estos dos avances hicieron posible la incorporación de la madera a las cadenas de montaje. Desde este momento comienza la confusión en el trabajo con madera de los términos “industrialización” y “seriación”. A día de hoy, todos los productos y objetos de madera son industrializados, algunos son seriados.
En el siglo XX, el invento no vino de la propia industria de la construcción sino de la industria química. Hacia 1900 Otto Hetzer, maestro carpintero, tuvo la idea gracias a los progresos de la química moderna, de tomar los sistemas en los que mediante bulones y bridas metálicas se unían diferentes láminas de madera para formar vigas de mayor escuadría, y sustituir estos por colas de caseína, obteniendo así una sección homogénea. Cuando la cola de caseína se sustituyó en 1942 por un adhesivo de phenol-resorcinol totalmente resistente al agua, se produjo otro gran desarrollo, ya que las estructuras se podían situar al exterior.
La construcción con madera laminada desde sus comienzos tiene las características propias de la elaboración industrial ya que se tenía que producir en espacios fabriles, controlados y bajo una dirección técnica. Esto significará que los talleres que la produzcan adoptarán cada vez más una imagen industrial. Los impulsos gubernamentales harán que la producción en masa de estos elementos se elabore en grandes complejos cada vez más mecanizados.
La segunda enseñanza en torno a la Kazam! consiste en que se produce una diferencia entre la experimentación y la fabricación. Ambas son necesarias y complementarias. Por ejemplo, el mobiliario orgánico propuesto por Charles Eames y Eero Saarinen para el concurso del MoMA necesitó de sucesivos experimentos y pruebas para ser fabricado, pero como el proceso y utillaje para esta fabricación no se había desarrollado desde el principio, tanto su producción como su precio era más parecido a un objeto artesanal realizado a mano que al objeto de masas asequible deseado.
Industrialización y seriación
La participación de entidades y de empresas.
Lo que los Eames deseaban en estos primeros proyectos era el mejor producto al mejor precio. Con motivo de la producción de férulas para el ejército constituyeron la Plyformed Wood Company en 1942, que pronto no pudo soportar la presión fiscal y fue absorbida por Evans Products en 1943. Cuando en 1946 terminada la guerra Evans Products no quiso dar el salto a la producción y distribución de mobiliario comenzó la alianza entre los Eames y Herman Miller. No obstante, las primeras 5000 sillas se siguieron construyeron en el taller de los Eames y también los utillajes para las primeras 50.000. A partir de este momento la producción de las sillas fue en serie y con unos precios más ajustados.
La unión de herramientas y máquinas hace que desde antiguo el trabajo del carpintero tienda a la sistematización, repitiendo procesos de construcción para conseguir objetivos espaciales o de uniones entre piezas. Como observamos en la construcción de los graneros, que tan importante fue en los estados de América del Norte durante los siglos XVIII y XIX, la tipología incluía una sistematización del proceso de construcción. Se repetían formas, uniones y detalles, haciendo pequeñas variaciones dentro de la norma según el tamaño o la posición en el terreno. Las máquinas y herramientas eran fundamentales en ese trabajo de sistematización.
Según Mumford, la seriación de elementos iguales que se produce en las cadenas de montaje no tiene tanto que ver con la industrialización como con el sistema social dominante. Aunque, desde luego, es una combinación de ambos la que transforma el mundo occidental. Si pensamos en los cambios que se producen en la Revolución Industrial, los que transformaron la vida de forma radical no se dan tan solo en los aspectos meramente técnicos, sino también en los aspectos sociales y culturales. La sistematización de piezas y uniones existía en la construcción en madera previa a la industrialización. Tras ella, se adoptaron las cadenas de montaje propias de la economía de mercado para la construcción de viviendas en madera y mobiliario.
Los primeros experimentos con madera laminada tienen lugar a principios del siglo en Europa. En los años posteriores esta tecnología se populariza en los países del norte de Europa y dio el salto a Estados Unidos de la mano de Max Hanisch que trabajaba junto a Hetzer. En 1934, con el encargo de unas cubiertas deportivas ve la oportunidad de asociarse con los hermanos Thompson, de la Compañía Thompson Brothers Boat Manufacturing y fundar Unit Structures. Se había creado la primera empresa de fabricación de madera laminada estructural en América.
El verdadero auge de este producto vendrá cuando con motivo de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno pida a Unit Structures que asesore a una de las grandes empresas del oeste americano, Timber Structures. Se pretendía cambiar toda la construcción de acero que se necesitaba para la guerra por madera laminada. Durante esos años de guerra, la construcción con madera laminada tuvo una explosión sin igual y se aceptó de una manera instantánea por la población. Cuando acabó la contienda, era un material completamente aceptado en construcciones de todo tipo, desde viviendas a puentes, producido de manera industrial y en serie.
Papel de invención de la artesanía.
Los Eames comprendieron que lo importante en el diseño en madera era no solo la idea, sino el diseño de las herramientas, máquinas y procesos de producción. Ambos se acercaban más al trabajo del artesano inventor que al del ingeniero de cálculo u oficina. También diferenciaron pronto el propio diseño de la producción en serie. En su taller y de forma artesanal desarrollaban tanto prototipos como el utillaje necesario para la producción. La fabricación en serie la terminó desarrollando Herman Miller.
Ray Eames en una conferencia en Japón en 1978 comparte con la audiencia una revisión profunda del papel de la artesanía y la industria en la sociedad. Tras su experiencia de toda una vida dedicada al diseño, apuesta por la artesanía como la única posición desde la que son posibles la invención y la innovación.
Bibliografía.
Eames, Demetrios. An Eames Primer, Rizzoli International Publications, New York, 2013.
Mumford, Lewis. Técnica y Civilización, Alianza Editorial, Madrid, 2006.
Korvenmaa, Pekka. Historia de la construcción con madera, AITIM, noviembre-diciembre, 1998.
Editores del post: Maderayconstruccion
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Fermina Garrido
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