LA MADERA EL HORMIGÓN DE LA NATURALEZA ¿TE ATREVES A REGULAR LA MEZCLA?
Las características tecnológicas que confieren a la madera la capacidad técnica para uso constructivo derivan de un proceso continuo de generación de células de madera que conforman el tronco del árbol (fuste) con una función de sostén de su propio peso así como de flexibilidad ante el viento y resistencia a rotura. Del mismo modo, estás células que conforman el fuste, tienen una importante función fisiológica ya que deben asegurar una correcta conducción de savia entre la raíz y la copa para que, a su vez, lo que se procese en la copa del árbol se utilice para la producción de nuevas células de madera. Esto no es más que una simplificación anatómica y fisiológica de este complejo proceso de formación de madera para hacer más entendible mi disertación y pido disculpa a los lectores por tomarme dicha licencia. Por otro lado y de cara a simplificar, me centraré exclusivamente en la madera de coníferas donde las células de sostén y de conducción son las mismas.
Si quisiéramos definir la madera de coníferas podríamos decir que no es más que la unión de miles de infinitas tuberías de una longitud equivalente a la altura del árbol formadas por la unión longitudinal de traqueidas, (pequeños tubos huecos de apenas mm de longitud y micras de diámetro, formadas por diversas capas de micro fibrillas de celulosa) y flexiblemente unidas unas con otras, lateralmente entre sí, a través de la lignina y otras células. A veces se ha dicho que la madera es el hormigón de la naturaleza, donde la celulosa son los tubos de acero y la lignina el hormigón y de ahí el título de este artículo.
Estas células han ido optimizándose y especializándose en las distintas especies arbóreas en función de las necesidades concretas de cada una de ellas en cuanto a fisiología, conformación del árbol y condiciones de crecimiento. Pero además, son capaces de adaptarse a las condiciones específicas del momento (lo que denominamos plasticidad) siempre dentro de unos límites claro!. Así, no hay dos traqueidas iguales. Cada año se crean sucesivas series de capas concéntricas de traqueidas, que van a ser distintas adaptándose a las exigencias y necesidades del momento y en función de la disponibilidad de agua, nutrientes, fitohormonas etc. Estas células serán distintas y es importante conocer los niveles de variación y cómo controlarlo. En este artículo hablaremos de la variación a lo largo de la vida del árbol: Madera juvenil /madera adulta y de la variación dentro de un mismo año de crecimiento: madera temprana/madera tardía.
Durante los primeros años de vida de un árbol, la prioridad es crecer para asegurar la supervivencia, la función fisiológica de transporte de savia es la que más pesa y por tanto las células de madera que se formen, tendrán paredes delgadas y amplios lúmenes, serán grandes tuberías de paredes delgadas para aportar el suministro de savia acorde con las exigencias de crecimiento del árbol. También un árbol joven debe ser capaz de doblarse sin dañarse y por tanto la rigidez de esas fibras de madera será menor que cuando el árbol es adulto. Esta facilidad de doblarse al someterlo a una fuerza es lo que denominamos módulo de elasticidad y es una de las propiedades mecánicas que definen la calidad estructural de un material junto con la densidad y su resistencia a la rotura.
La cantidad de madera juvenil dentro del árbol será variable dependiendo de las condiciones de crecimiento que haya tenido durante al menos sus primeros diez años de vida. Así si un árbol crece con mucho espacio alrededor, poca competencia y con buenas condiciones de nutrientes y agua, la madera juvenil podría llegar a tener un gran diámetro. Su formación está ligada a la proximidad de la copa y regulada por la disponibilidad de auxinas en las células del cambium durante el proceso de diferenciación de las células de madera. Por tanto la poda y las copas altas y esbeltas favorecen el inicio de la formación de células de madera adulta, pero ojo! ¡Asegurando siempre un mínimo de copa viva!
Las células de madera adulta son más largas con las microfibrillas de celulosa dispuestas en las paredes de manera más vertical y con paredes más gruesas lo que le confiere mejores propiedades mecánicas y mayor rigidez y resistencia a rotura.
El siguiente nivel de variación de las células de madera es dentro de un mismo año o anillo de crecimiento. Así en la primera parte el periodo vegetativo, la prioridad para el árbol planta es tener los recursos necesarios para emitir los nuevos brotes y hojas. Las células producidas en primavera tienen paredes más delgadas y lúmenes de mayor tamaño para asegurar un mayor caudal de flujo de savia y sin embargo serán más estrechas en verano y principios de invierno, una vez que ha finalizado el crecimiento anual y conforme se vaya agotando la disponibilidad de agua en el suelo, las nuevas células en el exterior el anillo se formarán para asegurar la resistencia formando una capa de paredes gruesas en el exterior que se alargará hasta la parada del crecimiento vegetativo. En este caso, las condiciones climáticas, la disponibilidad de agua y la calidad de estación junto con la fenología del árbol van a afectar a la proporción de madera de primavera respecto a la madera de verano-otoño en el año, en cada anillo crecimiento.
Es importante ser conscientes de que la madera es un material heterogéneo, pero sobre todo que es un material moldeable durante el proceso de formación, sobre el cual podemos actuar con una correcta elección del sitio, del material genético y con una adecuada selvicultura.
En el momento actual donde se apuesta por material mejorado genéticamente y se reducen los turnos de corta, gran parte de la madera que entra en la industria será madera juvenil. Es fundamental conocer cuáles son los factores que afectan a las propiedades de la madera y aplicar una selvicultura orientada a producto que optimice los rendimientos y la calidad del producto final.
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Editores del post: Maderayconstruccion
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Esther Merlo
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