ESCUELA INFANTIL SANTA SUSANA. EL DETALLE ESTRATÉGICO EN MADERA.
Datos generales
Nombre del proyecto: Escuela Infantil Santa Susana
Situación: Paseo da Ferradura, s/n. Parque de la Alameda.
Ciudad Histórica de Santiago de Compostela. España
Fin de obra: 02/10/2018
Autores: ARROKABE Arquitectos SLP
Óscar Andrés Quintela
(Fecha nacimiento: 12/06/1969)
Iván Andrés Quintela
(Fecha nacimiento: 18/07/1980)
Colaborador: INOUS Enxeñería Global (Instalaciones)
Mecanismo Ingeniería (Estructuras)
Aina Sellés (Arquitecta colaboradora)
Promotor: Xunta de Galicia. Consellería de Política Social
Empresa Constructora: Empresa de Transformación Agraria. Tragsa
Arquitecto Técnico: Benito José Calvo Castro
Presupuesto de ejecución por administración: 1.096.582,75 €
Superficie:
– Edificio cerrado: 698,50 m2
– Espacios exteriores: 150,95 m2
Fotografías final de obra: Luis Díaz Díaz
Del proyecto original a la nueva intervención
La escuela infantil ocupa desde 1955 un edificio de Antonio Palacios del año 1909. En inicio era un pabellón dentro del Parque de la Alameda, en un solar cedido por el Ayuntamiento de Santiago a la promotora de la obra, la Sociedad artístico e industrial, e inaugurado coincidiendo con la Exposición Regional Gallega. Contaba con un zócalo sobre el que se disponía, en planta alta, una amplia sala de fiestas multiusos que ocupaba el volumen completo de la pieza principal. A lo largo del siglo XX se llevaron a cabo varias intervenciones y cambios de uso que mutilaron el edificio. Con la nueva intervención se mantiene el uso adaptando sus espacios a las necesidades actuales del programa definido. Al mismo tiempo que se mejora la envolvente, instalaciones y acabados, se restauran elementos ornamentales originales y se llevan a cabo operaciones estructurales y de reforma de fachada que proponen una relectura del edificio original. La madera es el hilo conductor de toda esta recualificación, tanto en el interior como en el exterior.
Un edificio mutilado
En 1927 fue necesario afrontar una reforma de la cubierta que modificó su configuración morfológica, estructural y material. En 1965 se lleva a cabo una reestructuración interior completa dando lugar a la configuración con la que básicamente había llegado hasta nosotros: una nueva estructura de acero y hormigón armado incorporaba un nuevo forjado que dividía en dos el salón principal y los grandes huecos de la fachada y nuevas carpinterías de madera con partelunas que se adaptaban a la nueva dimensión de los huecos sin referencia alguna a las originales porque el forjado de piso de la planta segunda interrumpía bruscamente unos huecos que además se redujeron en su parte inferior con la ejecución de antepechos de ladrillo. El anexo trasero creció para acoger una escalera con un nuevo tramo que sirviera a esta segunda planta, alterando por completo su carácter de volumen supeditado al principal. La cubierta de la pieza principal, de teja e inclinada a cuatro aguas, pasó a tener continuidad con la del anexo, hasta el punto de que sobre la cornisa se dispuso un peto unificando todos los paños de fachada y ocultando el canalón perimetral. Exteriormente su aspecto remitía a una solución de cubierta plana.
La rehabilitación
Se trataba de acometer una rehabilitación funcional de un edificio catalogado en la que parecía pertinente preguntarse qué es lo que se estaba protegiendo porque, si bien se conservaban buena parte de los elementos singulares de fachada recogidos como caracteres determinantes a preservar, el edificio había perdido la espacialidad original y, en buena medida su volumetría y su composición habían sido alteradas. El encargo mantenía el que había sido el uso principal del edificio durante un período final de más de cincuenta de sus ciento diez años (llámese jardín de infancia, guardería o escuela infantil) y el programa impedía devolver el edificio a su estado original obligando a considerar una superficie equivalente a la que nos encontramos, esto es, a contar con la superficie del forjado descontextualizado de la planta segunda.
Así que el proyecto pretendía reconciliar el uso con el edificio original y para ello optamos por establecer un compromiso guiado por una reinterpretación que explicase los valores espaciales y compositivos del edificio de Palacios.
Una vez resuelta la accesibilidad en la pieza auxiliar, se organizan las seis aulas de forma simétrica, dos por cada uno de los niveles y en cada una de las plantas, que se van completando con el resto de espacios necesarios. En la planta segunda se ha tratado de “esponjar” el programa, dejando en ella únicamente las dos aulas de 2 a 3 años, un pequeño aseo y un cuarto de instalaciones. Se consiguió así no ocupar la superficie de la planta al completo y “recortar” los forjados, liberando los huecos de fachada y generando dobles alturas; de las aulas sobre las de la planta primera y del distribuidor central sobre el vestíbulo principal de la planta primera. Toda la planta pasa a formar parte de esa “nube” superior que se adapta al espacio entre cerchas para generar diferentes alturas conformando secciones variables.
Por una cuestión de eficiencia se han reaprovechado todas aquellas partes de la estructura que encajaban con la nueva propuesta. Se mantienen las cerchas de la estructura de cubierta de la pieza principal sustituyendo las correas metálicas y paneles de mortero por nuevo paquete formado por correas de madera con un doble tablero estructural sellado por ambas caras y aislamiento intermedio a base de lana de roca. La estructura metálica bajo dicho faldón se completa con nuevos elementos que sirven para colgar las áreas del forjado de planta segunda que completan el forjado recortado.
La nueva cubrición se resuelve con zinc prepatinado colocado con junta alzada sobre un entablado de madera, y se extiende por el peto hasta alcanzar la línea de la cornisa original del edificio. De esta forma se consigue integrar el canalón exterior perimetral, las gárgolas que sirven como rebosaderos y las bajantes exteriores en un solo gesto que permite hacer de nuevo presente la cubierta y contribuye a la lectura de las proporciones originales.
Para todas las carpinterías exteriores se ha utilizado madera local, con perfiles laminados de castaño, que alojan un triple vidrio con una doble cámara. El diseño de las nuevas carpinterías está basado en las originales y al igual que ellas están acabadas con un color opaco. Al mismo tiempo se resuelven en madera los nuevos revestimientos de fachada y, en el interior toda la carpintería, la subestructura de falso techo y tabiquería, los revestimientos del trasdosado de las fachadas principales (tablero contrachapado ignífugo lacado), y el cielorraso deentablado ignifugado que se “prolonga” verticalmente en las dobles alturas, y que permite integrar las instalaciones y resolver el acondicionamiento acústico combinando perfiles específicos.
La pieza auxiliar funciona como un anexo que, por consideraciones funcionales, no puede reducir su altura, así que se propone un tratamiento formal y material que la distinga de la principal estableciendo una estrategia diseño encaminada a minimizar su presencia y a explicar compositivamente la original en lo referido a su altura, punto de arranque de la cubierta, estratificación por niveles, y disposición de huecos. El revestimiento exterior, con una solución de tablas de madera de diferente espesor colocadas en vertical y directamente atornilladas al nuevo rastrelado facilitará su mantenimiento y permite un juego de texturas estratificadas que sugieren una nueva lectura integrada de todo el edificio.