CONSTRUIR CON MADERA. BREVE GUÍA DE SUPERVIVENCIA (II)
Puntos fuertes o débiles y cómo podemos utilizar mejor este material para la construcción con madera.
Habrás oído decir muchas veces que la madera es un material vivo. Pues has de saber que esto es totalmente cierto. Cierto hasta el momento en el que cortamos el árbol para producir madera, claro.
Y sí, has leído bien, cortamos madera para producir madera. Parece que aquí nos esté faltando una palabra (wood vs timber/lumber que dirían nuestros amigos angloparlantes) para diferenciar entre la madera como sustancia que forma el árbol y el material que emplearemos para construir.
Conocer cómo era la madera-sustancia cuando formaba parte del árbol es muy importante para tener controlada nuestra madera-material cuando la pongamos en obra. Igual de importante es saber qué proceso ha seguido hasta convertirse en el elemento constructivo que tenemos en nuestras manos, cuáles son sus puntos fuertes o débiles y cómo lo podemos utilizar mejor. Y de eso va este artículo.
Por supuesto lo primero es cortar el árbol. Tras la tala (apeo), el árbol se lleva al aserradero y se procede a su procesado. Como sabes, hay muchos productos diferentes derivados de la madera (madera aserrada, laminada, microlaminada, tableros…), cada uno con un proceso de transformación diferente y que iremos viendo en los próximos capítulos de esta guía. En este artículo vamos a centrarnos en la madera aserrada, que es la que sufre una transformación menor y por tanto conserva mejor memoria de cómo era cuando aún formaba parte del árbol.
Hay muchas formas de cortar la madera (despiece) para obtener de ella vigas, listones o tablas de distintas secciones. Por su apariencia visual, podremos saber de qué parte del árbol proviene nuestra pieza y qué tipo de corte se le ha dado.
La consecuencia más importante del tipo de corte que tenga el elemento es su potencial deformación por cambios de humedad. La parte clara de los anillos (madera de primavera) es capaz de variar su contenido de humedad y por tanto su tamaño, en mucha mayor medida que la parte oscura (madera de verano) y debido a que los anillos tienen, obviamente, forma circular, la deformación de nuestras piezas seguirá el siguiente esquema:
Por eso, si te fijas en la primera imagen, observarás que la mayoría de los cortes se hacen intentando aproximarse lo más posible a un corte radial, para disminuir al máximo la deformación de la pieza.
Pero entonces, ¿mi madera siempre se va a deformar?
No hombre, no.
Bueno, en realidad un poco sí. La madera se va a deformar siempre que varíe su contenido de humedad. Estos cambios dimensionales se conocen como hinchazón y merma. Por cada grado que varíe el contenido de humedad de la madera, su longitud cambiará.
Sin embargo no tenemos por qué alarmarnos. Es cierto que la madera intercambia humedad constantemente con el ambiente pero, en general, tanto en interiores como en exteriores, podremos controlar que estos cambios de humedad de nuestra madera no supongan un problema.
Hay un momento en el procesado donde se produce una variación del contenido de humedad muy significativa. Cuando la madera está recién cortada presentará un contenido de humedad de en torno al 30% (células saturadas), esta humedad la irá perdiendo hasta alcanzar el equilibrio higroscópico con el ambiente, que en un interior puede ser de alrededor del 14%. Este proceso se llama secado.
Existen diversas técnicas de secado y como hemos dicho, es un momento muy importante pues durante el mismo se pueden producir muchos de los llamados “defectos” de este material. La madera también se comercializa en húmedo, es decir, sin haberse llevado a cabo un proceso específico de secado y por tanto, con este tipo de piezas, nos podemos encontrar que los defectos nos aparecen después de su puesta en obra. Hablaremos más adelante de la clasificación de la madera, pero ya os avanzamos que nuestra recomendación es siempre prescribir madera clasificada en seco (Dry Graded) para evitarnos problemas.
Y como ya hemos empezado a hablar de los defectos de la madera pues vamos a ver qué queremos decir con esta palabra.
Muchos de estos llamados defectos no son sino características intrínsecas de este material, como por ejemplo los nudos de donde salía una rama, la aparición de enteamientos, la madera de compresión etc.
Un segundo grupo de defectos serían los que se originan en el proceso de transformación. Algunos se pueden producir por la merma de la madera durante el secado, como pueden ser las fendas o la aparición de alabeos en las piezas y otros podrán venir del procesado, como por ejemplo las gemas o la desviación de la fibra en una pieza:
Aunque muchas veces se define el defecto como aquello que produce una alteración en la capacidad mecánica de la pieza, no tenemos que agobiarnos si trabajamos con madera que presenta ciertos defectos. Muchas veces el defecto en concreto no supondrá un problema para el uso que queremos darle a nuestra pieza, por ejemplo, si aparecen fendas en el canto de nuestra viga no tenemos por qué preocuparnos, pues su capacidad a flexión no se verá afectada; un nudo a compresión no nos tiene por qué quitar el sueño, así que si nos aparece una viga con un nudo importante procuraremos colocarlo en la zona comprimida de la misma etc.
Un tercer grupo de defectos son aquellos producidos por patologías. La madera no es un material vivo pero sí orgánico y por tanto hay muchos organismos que se quieren alimentar de ella. Son los llamados xilófagos o “comedores de madera”. Van desde los hongos o pudriciones hasta los insectos xilófagos como las carcomas o las termitas. Aunque hay numerosos tratamientos con productos químicos para evitar ataques de xilófagos, en la mayoría de los casos estaremos protegidos si mantenemos el nivel de humedad en nuestra madera por debajo del 20%, igual que no solemos comernos el pan duro, a los bichos tampoco les gusta la madera seca.
Como conclusión os dejamos con unas recomendaciones de qué puntos comprobar cuando recibamos madera en nuestra obra :
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- – Comprobar las dimensiones de las piezas.
- – Comprobación visual de corte y de la especie.
- – Comprobar el marcado de calidad de la madera y la medición de los defectos según la norma que se haya aplicado.
- – Comprobar el contenido de humedad de un cierto número de piezas.
BIBLIOGRAFÍA
MEDINA SÁNCHEZ, Eduardo. Construcción de Estructuras de Madera. Bellisco Ediciones. Madrid, 2013.
VV.AA. Tectónica 11: Madera (I). ATC Ediciones. Madrid, 2000.
VV.AA. Tectónica 13: Madera (II). ATC Ediciones. Madrid, 2001
VV.AA. Timber Construction Manual. Birkhauser – Edition Details. 2004
Acceder al primer capítulo «Construir con madera. Guía de Supervivencia (I)»
Editores del post: Maderayconstruccion
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