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LA MADERA EN UNA UNIVERSIDAD SOSTENIBLE Y CONTEMPORÁNEA

Tras varios textos en los que hemos hablado de la madera como material de trabajo versátil, sensible, plástico, manejable o incluso con la capacidad de domesticar el espacio habitado, queremos enfocar este post desde nuestra faceta docente. Como profesores tenemos la convicción de que la universidad ha de ser inequívocamente contemporánea. Y este posicionamiento nos enmarca en el compromiso de ofrecer al mercado laboral técnicos que cuenten con las herramientas básicas para ejercer la profesión de manera acorde con el tiempo que les toca vivir.

Esto nos lleva, inevitablemente, a asumir que la disciplina hoy en día es mucho más amplia que lo que dan de sí los encorsetados planes de estudios. Es importante asumirlo y ponerlo en cuestión para que nuestros estudiantes salgan de las escuelas estimulados ante la diversidad de opciones que ofrece esta formación. El presente ha ensanchado los límites de nuestras capacidades y nuestros intereses, generando nuevos territorios para la acción1 (EthelBaraonaPohl, 2012, p.119). El tradicional aprendizaje basado en el dominio técnico y la capacidad creativa para ofrecer soluciones a problemas complejos relacionados con el hábitat, se ha visto abocado a adaptarse a una sociedad que evoluciona social y tecnológicamente de manera vertiginosa. Esto obliga al estudiante a estar familiarizado con un elevadísimo número de nuevas herramientas, metodologías y sistemas que junto a los conocimientos más habituales lo preparan y capacitan para resolver un abanico mucho más amplio de posibles tareas con las que atender a la sociedad. No solamente están preparados para abordar la edificación del hábitat sino también para la reflexión, la comunicación o la investigación del entorno real o virtual en el que se desarrollan nuestras vidas.

Focalizando la reflexión en aquellos estudiantes que eligen el camino de la edificación, también en este caso, se debe ahondar en la innovación. No se trata de formar arquitectos a la antigua usanza y confiar en que ellos solos serán capaces de aprovechar los conocimientos aprendidos y las capacidades adquiridas para convertirse en “nuevos arquitectos”.

En este contexto, son ya muchas las voces por todo el mundo que están planteando que la madera es el material de construcción del siglo XXI, como el acero lo fue en el siglo XIX y el hormigón en el siglo XX2. Esto nos anima a pensar que, igual que los avances tecnológicos permitieron en el pasado construir edificios cada vez más altos, más grandes y más útiles aprovechando la innovación en el uso de estos materiales, hoy la tecnología nos está ofreciendo la posibilidad de cubrir las necesidades de la edificación contemporánea utilizando los nuevos potenciales de un viejo conocido: la madera. Del mismo modo que en su momento ocurrió con el acero y el hormigón, actualmente la madera ofrece, además de sus tradicionales propiedades, nuevas posibilidades constructivas, estructurales y resistentes además de precisión industrial, reducción de tiempos de ejecución, capacidad de desmontaje y sobretodo un gran valor que es el empleo de una materia prima renovable que en su propio proceso de “fabricación” es un sumidero de carbono. De hecho, la plantación de bosques certificados para la producción de madera es, en este aspecto, altamente eficaz pues los árboles todavía absorben más dióxido de carbono en su periodo de crecimiento que cuando envejecen.

Hace unas semanas, TheEconomist 3 planteaba que el mayor uso de madera para la construcción ayudaría a mitigar el calentamiento global. El artículo resaltaba que la producción de cemento supone el 6% de las emisiones de carbono mundiales; mientras que la de acero –la mitad de la cual se destina a la edificación- suma el 8%.

Figura 1_ Rascacielos de madera en Brisbane, Autralia. Foto: ©Tom Roe https://www.archdaily.com/906495/the-tallest-timber-tower-in-australia-opens-in-brisbane/5bf7f95e08a5e51c350002f4-the-tallest-timber-tower-in-australia-opens-in-brisbane-photo

Dicho todo esto, volvemos a nuestro alegato por la contemporaneidad de la universidad. Al menos en España la madera aun no tiene el protagonismo que merece y solo encontramos casos puntuales de asignaturas, en su mayoría optativas, como Diseñando en madera, construcción y cálculo, de la ETSAB o la madera en el proyecto arquitectónico impartida en la ETSAM, que proporcionan valiosas bases de conocimiento en torno a la madera como material estructural, constructivo y proyectual. Estamos convencidos de que la innovación tecnológica que está viviendo la madera, supone no solo una alternativa viable sino una verdadera revolución verde en el ámbito de la construcción.

Figura 2_ Rascacielos de madera en Brisbane, Autralia. Bates Smart, team. Foto: © Tom Roe https://www.archdaily.com/906495/the-tallest-timber-tower-in-australia-opens-in-brisbane/5bf7fa4808a5e566ee0005b5-the-tallest-timber-tower-in-australia-opens-in-brisbane-photo

La velocidad a la que se produzca esa revolución tendrá que ver con muchos factores, pero estamos convencidos de que lanzar al mercado laboral técnicos familiarizados con este material es un acelerador imprescindible ya que ellos podrán argumentar frente al resto de agentes implicados en la construcción, cuáles son sus valores y actuar así como motor de cambio.

Figura 3_ Cooperativa La Borda. Lacol, cooperativa de arquitectos. https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20180109/434166870030/edificio-cooperativa-madera-mas-alto-barcelona-can-batllo.html

1BARAONA, Ethel. (2012): young architects awards. Barcelona. AJAC.


Editores del post: Maderayconstruccion

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